JOSÉ FRANCISCO GONZÁLEZ CHICO
Desde donde alcanza mi memoria,
siempre me ha gustado dibujar, recuerdo aquellos calurosos veranos de los 60 en
Valladolid, cuando muy pocos se podían permitir veranear, y pasaba las tardes
copiando a carboncillo, sobre papel guarro, láminas de calendarios o de libros
de arte, que desde siempre he ido adquiriendo. Me entusiasmaba y envidiaba la
vida bohemia del Paris de fin del XIX y principios del XX.
Soy pues de formación autodidacta
y siempre he dibujado o pintado por el placer de hacerlo. Mi vida profesional
ha ido por otros derroteros, pero al trabajar en una multinacional del
automóvil, me ha permitido viajar y conocer muchos museos. Viví un año en Paris
y me empapé de los impresionistas. En ese periodo asistí a un taller de
pintura, cuyos cuadros se quedaron por allí.
En mi etapa de Valladolid asistí
a la academia de pintura que tenía abierta Cristóbal Gabarrón, pintor y
escultor de prestigio, durante cinco años.
Por cuestiones familiares dejé el
automóvil y dado que aún era joven decidí prepararme para entrar en Bellas
Artes de Madrid y estuve dibujando en la Academia que hay en la Plaza Mayor
junto con los jóvenes que se preparaban para el ingreso. Al año y medio cuando
ya estaba preparado, me llamaron de una empresa y volvió a frustrarse mi
verdadera vocación.
Como decía siempre he pintado por
mi satisfacción personal, para sentirme bien, nunca me había planteado exponer,
pero por esas carambolas de la vida, me encargaron la decoración de una
Cervecería con dibujos de las historia del Quijote. En “El Enfriador” de la
Calle Alberto Alcocer, hay cuarenta dibujos míos a plumilla, iluminados con
carboncillo y sanguina.
ABATARTE me ha dado la
oportunidad de participar en el Petit Salon de Otoño y mi cuadro Nevada en la
Calle del Carmen ha sido beneficiado con un Accesit.
Este segundo reconocimiento
exterior me da energía para seguir trabajando en la técnica hiperrealista y el
paisaje urbano, donde me siento mas identificado.
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