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jueves, 1 de octubre de 2015

VICENTE FERNÁNDEZ ROMÁN: Pintor hiperrealista



En un lugar de la Mancha...Allí, allí yo nací, concretamente en Argamasilla de Calatrava . Empecé a amar los colores contemplando los ocasos de La Mancha. Pasaba las tardes viendo como se iba transformando el horizonte infinito. El horizonte matemático , geométrico de esta tierra. Una sola línea divide dos espacios, la tierra, el cielo. Nada distrae. Solo el color rompe esa monotonía inquietante.
El color que suple con contundencia la pobreza de las formas. Y como un mago, el cielo interpreta aquí los colores como en ningún otro sitio. Cada segundo cambian los tonos. Dorado primero para pasar al naranja. Naranja que se desangra hasta que se hace casi rojo. Después se mezcla con el azul y comienza la gama de morados. Contundentes primero, pero sutil cuando el Sol, debilitado, empieza a rendirse y pasa a imperar el azul. Azul que muere con el día y va enlutandose hasta que reina el negro de la noche. Todo un espectáculo. Creo que cualquiera que se siente a contemplar un ocaso manchego querrá pintar.
Así pasé muchos atardeceres. Contemplando como hechizado esos colores. Estaba preso de los colores. Y sólo quería imitar ese cielo jugando como un dios para llenar el vacío de lo blanco, de la nada con la magia de los pigmentos. Los colores son mágicos.

No quiero decir más de mi. Quiero que veáis mis cuadros vacíos de palabras. Sin la sazón de vanidades. Sin el aderezo de alago propio o ajeno de rigor. Que hablen ellos.