¿IMPULSAR EL REALISMO?
IV TERTULIA
PARTICIPATIVA – MARTES, 13 DE FEBRERO DE 2018
1)
¿Es
necesario impulsar el Realismo contemporáneo? ¿Los pintores realistas apoyan
las iniciativas para impulsar el Realismo?
El nombre vanguardia se
estampó a primeros del siglo XIX y designaba una serie de inquietudes
artísticas que serían la avanzadilla cultural de esos años.
El vanguardismo no solo
significaba una tendencia unitaria sino que forma parte de varios movimientos,
cada uno de ellos con sus singularidades y técnicas propias. Lo que tuvieron en común fue una pretensión de
crear un arte nuevo y que cercenase definitivamente el realismo.
El nacimiento del vanguardismo
significó un momento de unidad para los artistas europeos que quería una nueva
cultura.
Abandonaban a toda imagen de
realidad, que era la base del estilo que querían erradicar e intentaban
expresar su visión de la vida mediante la distorsión deliberada de los objetos
y su relación con la naturaleza no se sustentaría con la imitación de la
realidad sino en transgresión de la misma.
Buscaban la originalidad, la
individualidad, la diferencia y la novedad, de ahí el nombre de vanguardia.
Busca la espontaneidad, no el trabajo previo y minucioso.
De hecho cuando les preguntas a
alguno de estos artistas sobre su obra para que te guíen sobre el que han
plasmado te suelen contestar, que está hecho para que cada uno vea lo que
desee.
¿Y porque el realismo es
vanguardia?
Hasta la llegada de la cámara
fotográfica y sobre todo del color en la fotografía, el realismo ha cumplido la
función de escribir la historia. Desde aquellos primeros humanos que pintaban
en las paredes de las cavernas, pasando por civilizaciones como la egipcia, la
griega, la azteca si no hubieran empleado el realismo no sabrías ahora como se
habría escrito la historia del mundo.
Es mas el realismo se ha ido
transformando y adaptando a los tiempos y de alguna forma ha ido rompiendo
moldes de épocas pasadas, por lo tanto siempre ha sido una vanguardia o tal vez
la mas constantes de las vanguardias.
En la actualidad, los que
dominan en las academias, los que juzgan en los concursos de pintura,
escultura, arquitectura o música, son hijos directos de aquellas míticas
vanguardias de principios del ya siglo pasado.
Consciente o inconscientemente,
imponen sus criterios o modos de ver y por tanto sus normas, de modo que lo que
en sus orígenes fue profundamente antiacadémico, en sus continuadores se ha
convertido en el estándar y en lo académico.
Lo académico hasta hace sólo tres
décadas estaba fundamentalmente en contra de lo figurativo, en especial contra
cualquier tipo de realismo, considerándolo algo propio del pasado y que ya ni
podía ni debía volver.
Pero en los últimos años, cada vez más, tanto el público
como los artistas jóvenes han ido reclamando la libertad expresiva para
aquellos que quieran usar también formas figurativas, y así, después de la
transvanguardia italiana, se han visto artistas como Barceló, con técnicas y
texturas de vanguardia, y otros que, más veteranos, como Antonio López, José
Hernández, Juan Muñoz, Julio López Hernández, Cristóbal Toral o Eduardo
Naranjo, que han buscado un camino propio a través de los objetos, pero
alejados del objetualismo del Pop-art y otros movimientos que surgían como
vanguardistas.
Finalmente se les ha comenzado a aceptar y así, tras duras
polémicas en la prensa, autores como Antonio López han podido tener un lugar en
museos estatales emblemáticos como el Reina Sofía de Madrid. Esto ocurre
cuando, después de casi un siglo de continuas vanguardias y de varias
promociones de estudiantes con pretensiones de ser artista salidas de las facultades
universitarias de Bellas Artes, se descubre que muchos jóvenes licenciados en
Artes (bellas o feas, ya poco suele importarles) no saben siquiera las técnicas
mínimas para crear una obra al estilo tradicional de manera que se sienten
abocados a la abstracción, las instalaciones y en general a obras que muchas
veces no requieren de una gran destreza técnica sino de imaginación y
oportunidad para colocarlas en el mercado del arte y triunfar.
Ante esto, el
mercado, y por tanto los entendidos que asesoran a los compradores, así como no
pocos galeristas, también han comenzado a ser más prudentes, ya que, no sólo en
alguna de las últimas crisis económicas, sino de modo más firme y estable, han
visto que obras antes muy cotizadas y autores en cierto momento muy valorados
dejaban poco a poco de serlo, cayendo sus precios y su estela de gloria en el
olvido, en cuanto la coyuntura que los sostenía, a menudo demasiado
artificialmente, se va transmutando en otras que favorecerán a diferentes
personajes o tendencias o, más simplemente, se van diluyendo en el pasado.
Otro aspecto a tener en
cuenta es que comienza a sentirse una cierta saturación de la abstracción y de
obras pretendidamente vanguardistas que desde hace décadas y por miles de
creadores promovidas no hacen a menudo sino repetir esquemas y aun copiarse sin
cesar, siendo la novedad uno de los valores más importantes para las artes
plásticas vanguardistas, ensalzado casi como si fuera un dogma a la hora de
poder decir si una obra de arte merece la pena o no.
Según ese criterio, ni J.
S. Bach sería un gran compositor, frente a otros mucho más ocurrentes, ni buena
parte de las obras que la historia del arte muestra con admiración y reverencia
serían tan interesantes, ya que ese criterio es propio del siglo XX y en otras
épocas se buscaba más la belleza o cierto sentido, expresión, sentimiento,
etc., que la novedad. Los que se pretendían vanguardistas llevan ya casi un
siglo repitiéndose, con manchas, abstractos diseños, texturas o composiciones,
precisamente cuando en ellos el romper, la novedad, ha venido a ser considerado
como algo esencial.
También es propio de la
Modernidad el uso de modos tradicionales, y ahí están los historicismos - tan
alabados también por el Romanticismo y por éste propiciados- que se desarrollan
mayormente hasta la Primera Guerra Mundial: neogótico, vuelta al clasicismo,
etc.
Ahora bien, el realismo actual al que aquí vamos a hacer referencia no
pretende volver a ese modo tradicional de trabajar ni a sus referentes
ideológicos, aunque se le asemeja por algunas formas, pues combinan métodos
diversos en su obra y utilizan luces, modos de ver la realidad que no se
trabajaban anteriormente, del mismo modo que también reflejan objetos y
realidades que no podían existir en otras épocas, como un bodegón donde se
exprese una radio rota o unas cintas de música junto a unos cigarrillos
apagados en una estantería actual, como hace Franquelo, por ejemplo.
Tampoco el
tratamiento es igual, y así Franquelo, lo mismo que pinta con acrílico y óleo,
no duda en utilizar tecnología digital en la estampación. Otros mezclan
texturas, piedras, arena o metales, como Naranjo y Trigo, etc. De este modo,
las técnicas y el enfoque, la mentalidad y los modos de interpretar les
convierte en claros artistas y exponentes de su tiempo.
Esta obra de pintores que
retoman algunos de los modos del realismo y los hacen evolucionar -ninguno de
ellos podría confundirse con un pintor del siglo XIX o con uno de principios
del XX, pues han hecho evolucionar la manera de pintar, en métodos y técnicas,
y también la sensibilidad con la que pintan- en ocasiones recuperan la idea de
belleza e incluso la de armonía, siendo en este sentido novedosos, ya que no
suelen reflejar la belleza mil veces representada de modo similar sino que descubren
nuevos ámbitos en los que ésta se presenta.
Ilia Galán
Humanidades: Geografía,
Historia y Arte
Universidad Carlos III de
Madrid
La historia nos debería servir para poder hacer
ejercicios de análisis.
La invención de la cámara fotográfica estableció un
antes y un después en el arte pictórico. Antes de la descubrimiento de la
fotografía, el arte se concentraba en personificar la realidad con el mayor
realismo posible, las proporciones eran imprescindibles, la perspectiva algo a
conocer con precisión, llegando al punto que en las escenas religiosas o
mitológicas se llegara a ese realismo.
No obstante, fue precisamente después de
la aparición de la fotografía cuando efectivamente se puede hablar del apogeo
del realismo.
Los artistas pasearon la representación de la realidad
por un espacio de tiempo. Al principio las fotografías eran en blanco y negro y
no tenían calidad, la tecnología era experimental. Sin embargo, eso cambió en
el transcurso del tiempo, la tecnología asociada a la fotografía evolucionó, se
popularizó y gradualmente se convirtió en lo que conocemos hoy en día.
También hoy en día se hacen cuadros a figuras
importantes de la política, por tradición y porque no los pagan ellos muy bien
pagados, pero sería inadmisible como válido llevar un autorretrato realizado a
mano en el documento nacional de identidad.
El arte de la pintura, también ha evolucionado al
haber encontrado una fuerte competencia por parte de la fotografía. La pintura
realista evolucionó en una dirección diferente y opuesta, donde ya vemos el
surrealismo en 1920, mucho
antes de que hubiera Instagram y mucho antes de que tener una cámara de fotos
fuera habitual entre la "clase media".
La pintura evolucionó con gran rapidez. Hubiera sido
posible haber comenzado una batalla con la fotografía intentando superarla de
alguna forma, y en parte podemos ver eso en el hecho de que la invención de la
fotografía preceda al realismo. Sin embargo era fácil llegar a la conclusión de
que era una batalla mas que perdida. Muchos pintores veían peligrar su trabajo.
Sin embargo, en una generación, fueron los suficientemente hábiles para
evolucionar y encontrar un hueco al que la fotografía no podía llegar.
La fotografía dio paso al cine, y la informática a las
imágenes generadas por ordenador. El arte pictórico, englobado dentro de las
bellas artes, encontró un aliado en estos desarrollos técnicos, y el cine, hijo
de la fotografía e inicialmente del realismo, se ha desarrollado mucho más
allá.
La máxima alegoría del arte en el cine está en películas
con inversiones multimillonarias, que no se ajustan a la representación de la
realidad, sino todo lo contrario.
En el cine
se ha invertido mucho dinero en llegar a la tecnología en los efectos
especiales. Y así en los últimos años lo que más prevalece son los efectos
especiales digitales, realizados por ordenador, y que se asemejan mucho a la
pintura. De hecho, el arte digital para películas y videojuegos es una de las
principales salidas laborales para los estudiantes de bellas artes. En este sentido
cabe preguntarnos si la representación de la realidad fue siempre el objetivo
de la pintura o sólo fue algo provisional entre las pinturas prehistóricas, las
religiosas, etc. y la creación de ficciones que vemos en la actualidad.
No sólo es necesario, sino que se hace absolutamente
imprescindible impulsar el Realismo Contemporáneo, tanto por planteamientos
técnicos como estéticos.
Si bien estamos en el siglo XXI, y por lo tanto la
concepción del arte no puede plantearse como en los tiempos de Boticelli,
Velázquez, Goya o Renoir, debido tanto a la aparición de la cámara fotográfica,
que retrata la realidad al instante, como a la evolución de la sociedad, que
actualmente se mueve en unos parámetros de densa complejidad, que hace 100 años no tenía.
A ello debemos añadir el exceso y abuso de propuestas
conceptuales y minimalistas, que sólo han contribuido a crear puestos de
trabajo a nivel público, y alejar a la sociedad a visitar exposiciones,
teniendo en cuenta además que las instituciones públicas, han apoyado iniciativas
que a nivel de galerismo privado hubieran sido rechazadas, principalmente por
falta de calidad.
El Realismo contemporáneo precisa del academicismo,
del estudio de proporciones, perspectiva, juego lumínico, conocimiento del
color y un largo etc., teniendo en cuenta también el ámbito de la escultura,
que debe reivindicarse, difundirse y asentarse ante la mediocridad existente
amparada en abstracciones y estilos antes mencionados, cuyos conocimientos
quedan perfectamente invisibles ante el espectador.
Sin menospreciar la
abstracción en todas sus facetas, puesto que forma parte de las vanguardias del
siglo XX, y que precisa también de estudio y conocimiento, cualquier mindundi,
puede coger un pincel y ensuciar un lienzo. Sirva como ejemplo la nuera de la
Baronesa Thyssen, Carmen Cervera y la exposición que realizó hace un par o tres
de años en la galería David Bardía.
Con respecto al apoyo de los pintores Realistas al
arte que practican, creo sinceramente que podría ser más. Deben ser los
paladines únicos e indiscutibles en defender su arte de las diversas y
abundantes muestras de otros estilos en los que el concepto y lo abstracto,
dominan las salas de exposiciones de primer y segundo nivel.
Deben luchar por una vía de expresión artística que si
bien se basa en lo “tangible” a nivel visual, la forma de manifestar la misma,
mucho más dura, impactante, penetrante, con elementos surrealistas, donde el
inconsciente y el absurdo se exhiben con nitidez, es tan contemporáneo e
incluso abstracto como la misma abstracción.
Marta Teixidó (critico de arte)
Si, es
necesario impulsarlo para luchar contra esas cosas que la mafia del arte está
vendiendo.
No, los pintores realistas no se plantean eso,
simplemente buscan donde poder exponer por el mínimo costo. Nadie está
dispuesto a trabajar prefieren que se lo den todo hecho y luego criticar, como
sucede en las asociaciones.
Antonio Sánchez Gil (pintor)
2)
¿Por qué en las grandes ferias se rechaza
el Realismo?
El Realismo es en general rechazado por las
connotaciones academicistas que supone, y por galeristas que apuestan por otras
formas de expresión con las que pueden sacar un rendimiento económico más
plausible. A excepción de Antonio López, y algunos grandes nombres más, pocos
son los que destacan en el panorama artístico actual.
Además, el Hiperrealismo,
principalmente el que se basa en la fotografía y su posterior pintado, resulta
frío y distante porque sencillamente es una copia. Las temáticas realistas
abundan en exceso en retratos, y en eso, la fotografía gana la partida. Hay que
buscar nuevas temáticas que resulten atractivas tanto a galeristas como coleccionistas.
Y eso es difícil.
Marta Teixidó (critico de
arte)
EL
MERCADO va por el camino ya trillado del “no arte” por el que, los vendedores,
pagan poco a los “artistas” y cobran mucho, muchísimo a los clientes. Son una
auténtica mafia donde todos ganan, especulan y blanquean capitales.
El procedimiento seguido consiste en
encontrar a algún seudoartista al que prometen ensalzarlo a los altares. Así
primero expone en unas cuantas galerías de arte y posteriormente le montan una
exposición en un Meso de Arte Contemporáneo y después vuelve a las galerías con
una cotización doblada o triplicada y para rematar le llevan a las Bienales. Al
seudoartista le pagan poco pero los demás se forran.
Antonio Sánchez Gil
(pintor)
El eco que da cada año la feria de arte
ARCO, con sus colores estridentes, sus instalaciones sin sentido alguno y sus
múltiples excesos, parece haber marcado una caída caído en su credibilidad.
Parece que ese digamos todo vale circense, va dando paso a la deliberación y
preocupación política, a la crítica, a la denuncia socia.
También la corrupción y la crisis han
entrado en esta feria de arte.
El propio director de Arco decía,
cuando reviraba la responsabilidad hacia la prensa: «Las piezas provocativas
las buscáis los periodistas, pero la provocación por la provocación no aporta
demasiado.
Las galerías ya empiezan a preferir
tener algo que aporte algo a los coleccionistas». E incluso la baronesa
Thyssen, insistía en que la provocación es innecesaria en el arte, que, añadió, debe
apelar a la belleza.
Galeristas, críticos y creadores
coinciden en señalar que este giro hacia la realidad y hacia algo compresible
es una muestra de responsabilidad, y que se forja con la presencia de muchas de
las galerías internacionales que han conducido la consolidación de esta feria.
La hegemonía de la pintura parece ser ya una realidad y dicen, también es un
símbolo de convicción en el mercado, que suele priorizar el lienzo frente a la
escultura y la instalación.
3)
Apoyo por parte de las Instituciones de
Arte en España.
El apoyo se basa
exclusivamente en dependencias públicas de algunos artistas, bien situados en
contextos institucionales. Para que los poderes públicos apoyen el arte, este,
en general, debe ser de calidad, y esto es muy difícil de discernir, puesto que
los favoritismos pueden imperar al respecto.
Debido a la aparición de
la abstracción, y sus diversos estilos, muchos creadores en los años 70 se
propusieron dejar la figuración o el paisajismo para entrar en estos
vericuetos. Pero sus obras no se vendían al ritmo de los grandes nombres, por
lo que muchos optaron por dar clases de dibujo y pintura a alumnos, en un 90%
mediocres, pero con ansias de ser Picasso. Esta diáspora ha provocado que en la
actualidad cualquiera con un mínimo de conocimientos se atreva a exponer, y en
los espacios públicos como centros cívicos, etc., encontraron en los 80 y 90
buena salida, lo cual empobreció el arte y el exceso de obra inunda en la actualidad
el mercado.
Por lo tanto, los
factores de calidad, deben ser importantes para que el Estado apoye el Arte,
aunque lo haga con el cine, y a veces con resultados de taquilla pésimos por
también películas de bajo nivel.
Es importante que la
Marca Arte España se promocione a nivel público, sin obviar la sociedad civil a
través de la Ley del Mecenazgo, en la que todavía se sigue trabajando, pero que
los políticos tienen poco interés en ella.
Marta Teixidó (critico de
arte)
Las instituciones no apoyan el arte, ni la
cultura, ni la ciencia, ni la investigación ni el desarrollo, ni nada.
Los Ayuntamientos ponen una sala de
exposiciones a disposición de los artistas plásticos donde no tienen ni
siquiera los ganchos suficientes para colgar los cuadros o las peanas para
esculturas y los tenemos que comprar nosotros porque ellos no tienen
presupuesto. Todo te lo tienes que hacer tú.
Antonio Sánchez Gil
(pintor)
El sector de las artes
visuales en España atraviesa, en un contexto de grave crisis económica
generalizada, un momento de particular dificultad.
Su potencial para el
desarrollo económico y sus beneficios sociales no han sido suficientemente
reconocidos y, a las tradicionales carencias y deficiencias educativas, falta
de planificación, mercado inestable, ausencia de los incentivos fiscales
necesarios para facilitar la afluencia de capital privado al sector, se suma
ahora una durísima caída en la financiación pública que está afectando de manera
muy notable no sólo a los museos y centros en todas las comunidades autónomas,
sino también a una gran cantidad de profesionales autónomos, de empresas y de
artistas.
El arte no es un lujo
prescindible sino un bien de primera necesidad que fortalece nuestra identidad
cultural y prestigia la proyección de nuestro país al resto del mundo.
Urge que todas las
administraciones tomen algunas decisiones políticas que eviten la paralización
de la actividad cultural y económica que el sector aporta a la sociedad y, al
mismo tiempo, planificar medidas a medio y largo plazo que garanticen no sólo
la conservación del tejido institucional, empresarial y profesional existente
sino también su crecimiento y su expansión internacional.
Por su parte, el sector y
todos quienes componen el entramado del sistema artístico en nuestro país
refuerza en este contexto de crisis el apoyo mutuo entre sus diferentes agentes
y apuesta decididamente por la producción artística española, manifestando su
compromiso para construir estrategias que fortalezcan su prestigio dentro y
fuera de nuestras fronteras.
No obstante todo esto se
viene produciendo en gran medida por el pasotismo y la dejadez de los propios
artistas, que mas preocupados por mirarse a su propio ombligo y quedarse de
brazos cruzados han consentido que esta situación no solo se enquiste, sino que
sea muy difícil reconducirla.
Se ha puesto en marcha
una campaña de recogida de firmas, en las que ya se ve que los propios artistas,
siguen inmersos en su pasotismo habitual y en su pensamiento de que deben ser
otros quien les arreglen sus problemas, como si en realidad el maná cayera del
cielo.
Cuáles serían las medidas
a poner en marcha para una solución a la mas que preocupante situación actual?
Pues hay algunas como las que siguen:
1. Reforma de los
programas educativos El aprecio del arte se fundamenta en la educación. La
escasez de contenidos artísticos en los programas de enseñanza primaria, secundaria y universitaria hipoteca el futuro del sector. Los medios de
comunicación públicos deberían asimismo prestar una atención más constante y
rigurosa a la formación cultural de los ciudadanos.
2. Recuperación de los
presupuestos para cultura. Se utiliza a menudo la cultura como elemento que
apuntala el discurso político sin que las declaraciones se acompañen de la
necesaria generosidad presupuestaria. En las dos últimas décadas las
inversiones se han hecho en nuevas infraestructuras, descuidando el
sostenimiento de los proyectos. Es necesario que las instituciones culturales
tengan, en todas las administraciones, presupuestos propios y estables que les
permitan cumplir con sus objetivos.
3. En lugar de destinar
millones de euros a grandes obras faraónicas, se deberían emplear en culturizar
en el arte al pueblo.
4)
Abstracción, ¿arte o fraude?
La abstracción es arte en
cuanto quien plasma la misma dispone de los conocimientos académicos
imprescindibles para la figuración. Recuérdese a Picasso y sus primeras obras.
La abstracción debe impactar al espectador en técnica y calidad. Y es muy fácil
distinguir la buena abstracción de la mala. No es un fraude en cuanto existen
grandes nombres del arte abstracto como Snabel, Malevich, Willhem de Koenig,
Alexander Exeter, Emilio Vedova, etc.
Todo aquel que se dedique
al arte, debe poseer extensos conocimientos de la Historia del mismo, estar al
quite de las nuevas tendencias, con independencia del gusto por las mismas,
abierto a nuevas expresiones, aunque se haga pintura realista.
La formación humanística
de la gran mayoría de artistas es nula, no sólo en arte, sino en literatura,
música, cine, teatro, etc. El hecho de que un artista considere un fraude al
arte abstracto en general demuestra tener poco conocimiento de la evolución y
del porqué del mismo. La abstracción, la buena abstracción refleja como nadie
los sentimientos y emociones del ser humano, y más en esta sociedad en la que
vivimos, realmente abstracta en sus valores. Por lo tanto, debe estudiarse y
apreciarse lo bueno de la abstracción para decantar la mala.
Marta Teixidó (crítica de
Arte)
El arte abstracto es arte si quien lo
realiza es un artista de verdad. Quiero decir que si el pintor sabe dibujar
aunque aparentemente no haya dibujo, sabe de mezclas de colores y sus armonías
y sabe composición y la aplica sus obras serán arte. El pintor abstracto es
aquel que haya la síntesis y la esencia de la pintura y esa tarea no es fácil.
Donde hay arte también hay fraude, por
tanto arte hay pero poco y si mucha ignorancia y aprovechamiento de dicha
ignorancia e incluso dentro de los presuntos artistas plásticos que como los
loros hacen lo que saben pero no saben lo que hacen. No tenemos más que mirar
en Facebook y ver cuantos embadurnan los lienzos sin el más mínimo orden ni
conocimiento.
Antonio
Sánchez Gil (pintor)
En la Historia del Arte
(cuando hablamos de esto, en realidad nos referimos a Europa), a un movimiento
artístico se sucede otro que exagera los rasgos del primero, por ejemplo, al
Gótico le sucede el Gótico Flamígero, que es más recargado, al Renacimiento le
sucede el Manierismo que muchos historiadores consideran como la exageración
del Renacimiento. Al Barroco, le sucede el Rococó que es el Barroco extremado,
y después del desenfreno Rococó, como contraposición a esto viene el
Neoclasicismo, después el Realismo, el Romanticismo....es a mediados del S. XIX
cuando los movimientos comienzan a sucederse rápidamente, para culminar en el
desmadre del S. XX donde conviven distintos movimientos juntos.
Con este prólogo
histórico quiero decir que después de tantas vanguardias del S. XX, del arte conceptual,
de performances, de videoarte, de tantas y tantas tomaduras de pelo, el pueblo
en general, demanda orden, una vuelta al orden, un cambio en el Arte, a ser
posible, un movimiento artístico que entienda, y el orden es "El
Realismo", después de que se harte uno de oir por doquier: ¿pero eso es
Arte? ¡pero si eso lo puedo hacer yo también!, pues bien, tal como ha sucedido
en otras épocas de la Historia del Arte, ahora tocaría la vuelta al orden, a
las reglas, a un Arte que ya el público demanda.
Se suele decir que el
pueblo tiene razón, el pueblo se adelanta a los cambios de la sociedad, y esos
cambios los recogen en forma de Arte los avispados artistas que saben captarlo
y plasmarlo en sus obras dando lugar a un nuevo movimiento artístico.
Manoli Iglesias Vera
(pintora)
Muchas gracias José María Madrid por tu labor de organizar estas charlas tan enriquecedoras y por el no menos importante trabajo de plasmar estos resúmenes. Seguiremos en la brecha.
ResponderEliminar