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viernes, 16 de febrero de 2018

IV TERTULIA PARTICIPATIVA: Resumen


¿IMPULSAR EL REALISMO?


IV TERTULIA PARTICIPATIVA – MARTES, 13 DE FEBRERO DE 2018

1)    ¿Es necesario impulsar el Realismo contemporáneo? ¿Los pintores realistas apoyan las iniciativas para impulsar el Realismo?

El nombre vanguardia se estampó a primeros del siglo XIX y designaba una serie de inquietudes artísticas que serían la avanzadilla cultural de esos años.
El vanguardismo no solo significaba una tendencia unitaria sino que forma parte de varios movimientos, cada uno de ellos con sus singularidades y técnicas propias.  Lo que tuvieron en común fue una pretensión de crear un arte nuevo y que cercenase definitivamente el realismo.

El nacimiento del vanguardismo significó un momento de unidad para los artistas europeos que quería una nueva cultura.

Abandonaban a toda imagen de realidad, que era la base del estilo que querían erradicar e intentaban expresar su visión de la vida mediante la distorsión deliberada de los objetos y su relación con la naturaleza no se sustentaría con la imitación de la realidad sino en transgresión de la misma.

Buscaban la originalidad, la individualidad, la diferencia y la novedad, de ahí el nombre de vanguardia. Busca la espontaneidad, no el trabajo previo y minucioso.
De hecho cuando les preguntas a alguno de estos artistas sobre su obra para que te guíen sobre el que han plasmado te suelen contestar, que está hecho para que cada uno vea lo que desee.

¿Y porque el realismo es vanguardia?

Hasta la llegada de la cámara fotográfica y sobre todo del color en la fotografía, el realismo ha cumplido la función de escribir la historia. Desde aquellos primeros humanos que pintaban en las paredes de las cavernas, pasando por civilizaciones como la egipcia, la griega, la azteca si no hubieran empleado el realismo no sabrías ahora como se habría escrito la historia del mundo.
Es mas el realismo se ha ido transformando y adaptando a los tiempos y de alguna forma ha ido rompiendo moldes de épocas pasadas, por lo tanto siempre ha sido una vanguardia o tal vez la mas constantes de las vanguardias.

En la actualidad, los que dominan en las academias, los que juzgan en los concursos de pintura, escultura, arquitectura o música, son hijos directos de aquellas míticas vanguardias de principios del ya siglo pasado. 
Consciente o inconscientemente, imponen sus criterios o modos de ver y por tanto sus normas, de modo que lo que en sus orígenes fue profundamente antiacadémico, en sus continuadores se ha convertido en el estándar y en lo académico. 
Lo académico hasta hace sólo tres décadas estaba fundamentalmente en contra de lo figurativo, en especial contra cualquier tipo de realismo, considerándolo algo propio del pasado y que ya ni podía ni debía volver. 
Pero en los últimos años, cada vez más, tanto el público como los artistas jóvenes han ido reclamando la libertad expresiva para aquellos que quieran usar también formas figurativas, y así, después de la transvanguardia italiana, se han visto artistas como Barceló, con técnicas y texturas de vanguardia, y otros que, más veteranos, como Antonio López, José Hernández, Juan Muñoz, Julio López Hernández, Cristóbal Toral o Eduardo Naranjo, que han buscado un camino propio a través de los objetos, pero alejados del objetualismo del Pop-art y otros movimientos que surgían como vanguardistas. 
Finalmente se les ha comenzado a aceptar y así, tras duras polémicas en la prensa, autores como Antonio López han podido tener un lugar en museos estatales emblemáticos como el Reina Sofía de Madrid. Esto ocurre cuando, después de casi un siglo de continuas vanguardias y de varias promociones de estudiantes con pretensiones de ser artista salidas de las facultades universitarias de Bellas Artes, se descubre que muchos jóvenes licenciados en Artes (bellas o feas, ya poco suele importarles) no saben siquiera las técnicas mínimas para crear una obra al estilo tradicional de manera que se sienten abocados a la abstracción, las instalaciones y en general a obras que muchas veces no requieren de una gran destreza técnica sino de imaginación y oportunidad para colocarlas en el mercado del arte y triunfar. 
Ante esto, el mercado, y por tanto los entendidos que asesoran a los compradores, así como no pocos galeristas, también han comenzado a ser más prudentes, ya que, no sólo en alguna de las últimas crisis económicas, sino de modo más firme y estable, han visto que obras antes muy cotizadas y autores en cierto momento muy valorados dejaban poco a poco de serlo, cayendo sus precios y su estela de gloria en el olvido, en cuanto la coyuntura que los sostenía, a menudo demasiado artificialmente, se va transmutando en otras que favorecerán a diferentes personajes o tendencias o, más simplemente, se van diluyendo en el pasado.
Otro aspecto a tener en cuenta es que comienza a sentirse una cierta saturación de la abstracción y de obras pretendidamente vanguardistas que desde hace décadas y por miles de creadores promovidas no hacen a menudo sino repetir esquemas y aun copiarse sin cesar, siendo la novedad uno de los valores más importantes para las artes plásticas vanguardistas, ensalzado casi como si fuera un dogma a la hora de poder decir si una obra de arte merece la pena o no. 
Según ese criterio, ni J. S. Bach sería un gran compositor, frente a otros mucho más ocurrentes, ni buena parte de las obras que la historia del arte muestra con admiración y reverencia serían tan interesantes, ya que ese criterio es propio del siglo XX y en otras épocas se buscaba más la belleza o cierto sentido, expresión, sentimiento, etc., que la novedad. Los que se pretendían vanguardistas llevan ya casi un siglo repitiéndose, con manchas, abstractos diseños, texturas o composiciones, precisamente cuando en ellos el romper, la novedad, ha venido a ser considerado como algo esencial.
También es propio de la Modernidad el uso de modos tradicionales, y ahí están los historicismos - tan alabados también por el Romanticismo y por éste propiciados- que se desarrollan mayormente hasta la Primera Guerra Mundial: neogótico, vuelta al clasicismo, etc. 
Ahora bien, el realismo actual al que aquí vamos a hacer referencia no pretende volver a ese modo tradicional de trabajar ni a sus referentes ideológicos, aunque se le asemeja por algunas formas, pues combinan métodos diversos en su obra y utilizan luces, modos de ver la realidad que no se trabajaban anteriormente, del mismo modo que también reflejan objetos y realidades que no podían existir en otras épocas, como un bodegón donde se exprese una radio rota o unas cintas de música junto a unos cigarrillos apagados en una estantería actual, como hace Franquelo, por ejemplo. 
Tampoco el tratamiento es igual, y así Franquelo, lo mismo que pinta con acrílico y óleo, no duda en utilizar tecnología digital en la estampación. Otros mezclan texturas, piedras, arena o metales, como Naranjo y Trigo, etc. De este modo, las técnicas y el enfoque, la mentalidad y los modos de interpretar les convierte en claros artistas y exponentes de su tiempo. 
Esta obra de pintores que retoman algunos de los modos del realismo y los hacen evolucionar -ninguno de ellos podría confundirse con un pintor del siglo XIX o con uno de principios del XX, pues han hecho evolucionar la manera de pintar, en métodos y técnicas, y también la sensibilidad con la que pintan- en ocasiones recuperan la idea de belleza e incluso la de armonía, siendo en este sentido novedosos, ya que no suelen reflejar la belleza mil veces representada de modo similar sino que descubren nuevos ámbitos en los que ésta se presenta. 
Ilia Galán
Humanidades: Geografía, Historia y Arte
Universidad Carlos III de Madrid
        
La historia nos debería servir para poder hacer ejercicios de análisis.

La invención de la cámara fotográfica estableció un antes y un después en el arte pictórico. Antes de la descubrimiento de la fotografía, el arte se concentraba en personificar la realidad con el mayor realismo posible, las proporciones eran imprescindibles, la perspectiva algo a conocer con precisión, llegando al punto que en las escenas religiosas o mitológicas se llegara a ese realismo. 

No obstante, fue precisamente después de la aparición de la fotografía cuando efectivamente se puede hablar del apogeo del realismo.

Los artistas pasearon la representación de la realidad por un espacio de tiempo. Al principio las fotografías eran en blanco y negro y no tenían calidad, la tecnología era experimental. Sin embargo, eso cambió en el transcurso del tiempo, la tecnología asociada a la fotografía evolucionó, se popularizó y gradualmente se convirtió en lo que conocemos hoy en día.

También hoy en día se hacen cuadros a figuras importantes de la política, por tradición y porque no los pagan ellos muy bien pagados, pero sería inadmisible como válido llevar un autorretrato realizado a mano en el documento nacional de identidad.

El arte de la pintura, también ha evolucionado al haber encontrado una fuerte competencia por parte de la fotografía. La pintura realista evolucionó en una dirección diferente y opuesta, donde ya vemos el surrealismo en 1920, mucho antes de que hubiera Instagram y mucho antes de que tener una cámara de fotos fuera habitual entre la "clase media".

La pintura evolucionó con gran rapidez. Hubiera sido posible haber comenzado una batalla con la fotografía intentando superarla de alguna forma, y en parte podemos ver eso en el hecho de que la invención de la fotografía preceda al realismo. Sin embargo era fácil llegar a la conclusión de que era una batalla mas que perdida. Muchos pintores veían peligrar su trabajo. Sin embargo, en una generación, fueron los suficientemente hábiles para evolucionar y encontrar un hueco al que la fotografía no podía llegar.

La fotografía dio paso al cine, y la informática a las imágenes generadas por ordenador. El arte pictórico, englobado dentro de las bellas artes, encontró un aliado en estos desarrollos técnicos, y el cine, hijo de la fotografía e inicialmente del realismo, se ha desarrollado mucho más allá.

La máxima alegoría del arte en el cine está en películas con inversiones multimillonarias, que no se ajustan a la representación de la realidad, sino todo lo contrario.

En el cine se ha invertido mucho dinero en llegar a la tecnología en los efectos especiales. Y así en los últimos años lo que más prevalece son los efectos especiales digitales, realizados por ordenador, y que se asemejan mucho a la pintura. De hecho, el arte digital para películas y videojuegos es una de las principales salidas laborales para los estudiantes de bellas artes. En este sentido cabe preguntarnos si la representación de la realidad fue siempre el objetivo de la pintura o sólo fue algo provisional entre las pinturas prehistóricas, las religiosas, etc. y la creación de ficciones que vemos en la actualidad.

No sólo es necesario, sino que se hace absolutamente imprescindible impulsar el Realismo Contemporáneo, tanto por planteamientos técnicos como estéticos.

Si bien estamos en el siglo XXI, y por lo tanto la concepción del arte no puede plantearse como en los tiempos de Boticelli, Velázquez, Goya o Renoir, debido tanto a la aparición de la cámara fotográfica, que retrata la realidad al instante, como a la evolución de la sociedad, que actualmente se mueve en unos parámetros de densa complejidad,  que hace 100 años no tenía.

A ello debemos añadir el exceso y abuso de propuestas conceptuales y minimalistas, que sólo han contribuido a crear puestos de trabajo a nivel público, y alejar a la sociedad a visitar exposiciones, teniendo en cuenta además que las instituciones públicas, han apoyado iniciativas que a nivel de galerismo privado hubieran sido rechazadas, principalmente por falta de calidad.

El Realismo contemporáneo precisa del academicismo, del estudio de proporciones, perspectiva, juego lumínico, conocimiento del color y un largo etc., teniendo en cuenta también el ámbito de la escultura, que debe reivindicarse, difundirse y asentarse ante la mediocridad existente amparada en abstracciones y estilos antes mencionados, cuyos conocimientos quedan perfectamente invisibles ante el espectador. 

Sin menospreciar la abstracción en todas sus facetas, puesto que forma parte de las vanguardias del siglo XX, y que precisa también de estudio y conocimiento, cualquier mindundi, puede coger un pincel y ensuciar un lienzo. Sirva como ejemplo la nuera de la Baronesa Thyssen, Carmen Cervera y la exposición que realizó hace un par o tres de años en la galería David Bardía.

Con respecto al apoyo de los pintores Realistas al arte que practican, creo sinceramente que podría ser más. Deben ser los paladines únicos e indiscutibles en defender su arte de las diversas y abundantes muestras de otros estilos en los que el concepto y lo abstracto, dominan las salas de exposiciones de primer y segundo nivel.

Deben luchar por una vía de expresión artística que si bien se basa en lo “tangible” a nivel visual, la forma de manifestar la misma, mucho más dura, impactante, penetrante, con elementos surrealistas, donde el inconsciente y el absurdo se exhiben con nitidez, es tan contemporáneo e incluso abstracto como la misma abstracción.

Marta Teixidó (critico de arte)

Si, es necesario impulsarlo para luchar contra esas cosas que la mafia del arte está vendiendo.

No, los pintores realistas no se plantean eso, simplemente buscan donde poder exponer por el mínimo costo. Nadie está dispuesto a trabajar prefieren que se lo den todo hecho y luego criticar, como sucede en las asociaciones.

Antonio Sánchez Gil (pintor)


     2)    ¿Por qué en las grandes ferias se rechaza el Realismo?

El Realismo es en general rechazado por las connotaciones academicistas que supone, y por galeristas que apuestan por otras formas de expresión con las que pueden sacar un rendimiento económico más plausible. A excepción de Antonio López, y algunos grandes nombres más, pocos son los que destacan en el panorama artístico actual.

Además, el Hiperrealismo, principalmente el que se basa en la fotografía y su posterior pintado, resulta frío y distante porque sencillamente es una copia. Las temáticas realistas abundan en exceso en retratos, y en eso, la fotografía gana la partida. Hay que buscar nuevas temáticas que resulten atractivas tanto a galeristas como coleccionistas. Y eso es difícil.

Marta Teixidó (critico de arte)

EL MERCADO va por el camino ya trillado del “no arte” por el que, los vendedores, pagan poco a los “artistas” y cobran mucho, muchísimo a los clientes. Son una auténtica mafia donde todos ganan, especulan y blanquean capitales.

El procedimiento seguido consiste en encontrar a algún seudoartista al que prometen ensalzarlo a los altares. Así primero expone en unas cuantas galerías de arte y posteriormente le montan una exposición en un Meso de Arte Contemporáneo y después vuelve a las galerías con una cotización doblada o triplicada y para rematar le llevan a las Bienales. Al seudoartista le pagan poco pero los demás se forran.

Antonio Sánchez Gil (pintor)

El eco que da cada año la feria de arte ARCO, con sus colores estridentes, sus instalaciones sin sentido alguno y sus múltiples excesos, parece haber marcado una caída caído en su credibilidad. Parece que ese digamos todo vale circense, va dando paso a la deliberación y preocupación política, a la crítica, a la denuncia socia.
También la corrupción y la crisis han entrado en esta feria de arte.
El propio director de Arco decía, cuando reviraba la responsabilidad hacia la prensa: «Las piezas provocativas las buscáis los periodistas, pero la provocación por la provocación no aporta demasiado.
Las galerías ya empiezan a preferir tener algo que aporte algo a los coleccionistas». E incluso la baronesa Thyssen, insistía en que la provocación es innecesaria en el arte, que, añadió, debe apelar a la belleza.
Galeristas, críticos y creadores coinciden en señalar que este giro hacia la realidad y hacia algo compresible es una muestra de responsabilidad, y que se forja con la presencia de muchas de las galerías internacionales que han conducido la consolidación de esta feria. La hegemonía de la pintura parece ser ya una realidad y dicen, también es un símbolo de convicción en el mercado, que suele priorizar el lienzo frente a la escultura y la instalación.

     3)    Apoyo por parte de las Instituciones de Arte en España.

El apoyo se basa exclusivamente en dependencias públicas de algunos artistas, bien situados en contextos institucionales. Para que los poderes públicos apoyen el arte, este, en general, debe ser de calidad, y esto es muy difícil de discernir, puesto que los favoritismos pueden imperar al respecto.

Debido a la aparición de la abstracción, y sus diversos estilos, muchos creadores en los años 70 se propusieron dejar la figuración o el paisajismo para entrar en estos vericuetos. Pero sus obras no se vendían al ritmo de los grandes nombres, por lo que muchos optaron por dar clases de dibujo y pintura a alumnos, en un 90% mediocres, pero con ansias de ser Picasso. Esta diáspora ha provocado que en la actualidad cualquiera con un mínimo de conocimientos se atreva a exponer, y en los espacios públicos como centros cívicos, etc., encontraron en los 80 y 90 buena salida, lo cual empobreció el arte y el exceso de obra inunda en la actualidad el mercado.
Por lo tanto, los factores de calidad, deben ser importantes para que el Estado apoye el Arte, aunque lo haga con el cine, y a veces con resultados de taquilla pésimos por también películas de bajo nivel.
Es importante que la Marca Arte España se promocione a nivel público, sin obviar la sociedad civil a través de la Ley del Mecenazgo, en la que todavía se sigue trabajando, pero que los políticos tienen poco interés en ella.
Marta Teixidó (critico de arte)
Las instituciones no apoyan el arte, ni la cultura, ni la ciencia, ni la investigación ni el desarrollo, ni nada.

Los Ayuntamientos ponen una sala de exposiciones a disposición de los artistas plásticos donde no tienen ni siquiera los ganchos suficientes para colgar los cuadros o las peanas para esculturas y los tenemos que comprar nosotros porque ellos no tienen presupuesto. Todo te lo tienes que hacer tú.

Antonio Sánchez Gil (pintor)

El sector de las artes visuales en España atraviesa, en un contexto de grave crisis económica generalizada, un momento de particular dificultad.

Su potencial para el desarrollo económico y sus beneficios sociales no han sido suficientemente reconocidos y, a las tradicionales carencias y deficiencias educativas, falta de planificación, mercado inestable, ausencia de los incentivos fiscales necesarios para facilitar la afluencia de capital privado al sector, se suma ahora una durísima caída en la financiación pública que está afectando de manera muy notable no sólo a los museos y centros en todas las comunidades autónomas, sino también a una gran cantidad de profesionales autónomos, de empresas y de artistas.

El arte no es un lujo prescindible sino un bien de primera necesidad que fortalece nuestra identidad cultural y prestigia la proyección de nuestro país al resto del mundo.
Urge que todas las administraciones tomen algunas decisiones políticas que eviten la paralización de la actividad cultural y económica que el sector aporta a la sociedad y, al mismo tiempo, planificar medidas a medio y largo plazo que garanticen no sólo la conservación del tejido institucional, empresarial y profesional existente sino también su crecimiento y su expansión internacional.

Por su parte, el sector y todos quienes componen el entramado del sistema artístico en nuestro país refuerza en este contexto de crisis el apoyo mutuo entre sus diferentes agentes y apuesta decididamente por la producción artística española, manifestando su compromiso para construir estrategias que fortalezcan su prestigio dentro y fuera de nuestras fronteras.

No obstante todo esto se viene produciendo en gran medida por el pasotismo y la dejadez de los propios artistas, que mas preocupados por mirarse a su propio ombligo y quedarse de brazos cruzados han consentido que esta situación no solo se enquiste, sino que sea muy difícil reconducirla.

Se ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas, en las que ya se ve que los propios artistas, siguen inmersos en su pasotismo habitual y en su pensamiento de que deben ser otros quien les arreglen sus problemas, como si en realidad el maná cayera del cielo.

Cuáles serían las medidas a poner en marcha para una solución a la mas que preocupante situación actual? Pues hay algunas como las que siguen:

1. Reforma de los programas educativos El aprecio del arte se fundamenta en la educación. La escasez de contenidos artísticos en los programas de enseñanza primaria, secundaria y universitaria hipoteca el futuro del sector. Los medios de comunicación públicos deberían asimismo prestar una atención más constante y rigurosa a la formación cultural de los ciudadanos.

2. Recuperación de los presupuestos para cultura. Se utiliza a menudo la cultura como elemento que apuntala el discurso político sin que las declaraciones se acompañen de la necesaria generosidad presupuestaria. En las dos últimas décadas las inversiones se han hecho en nuevas infraestructuras, descuidando el sostenimiento de los proyectos. Es necesario que las instituciones culturales tengan, en todas las administraciones, presupuestos propios y estables que les permitan cumplir con sus objetivos.

3. En lugar de destinar millones de euros a grandes obras faraónicas, se deberían emplear en culturizar en el arte al pueblo.

     4)    Abstracción, ¿arte o fraude?

La abstracción es arte en cuanto quien plasma la misma dispone de los conocimientos académicos imprescindibles para la figuración. Recuérdese a Picasso y sus primeras obras. La abstracción debe impactar al espectador en técnica y calidad. Y es muy fácil distinguir la buena abstracción de la mala. No es un fraude en cuanto existen grandes nombres del arte abstracto como Snabel, Malevich, Willhem de Koenig, Alexander Exeter, Emilio Vedova, etc.

Todo aquel que se dedique al arte, debe poseer extensos conocimientos de la Historia del mismo, estar al quite de las nuevas tendencias, con independencia del gusto por las mismas, abierto a nuevas expresiones, aunque se haga pintura realista.

La formación humanística de la gran mayoría de artistas es nula, no sólo en arte, sino en literatura, música, cine, teatro, etc. El hecho de que un artista considere un fraude al arte abstracto en general demuestra tener poco conocimiento de la evolución y del porqué del mismo. La abstracción, la buena abstracción refleja como nadie los sentimientos y emociones del ser humano, y más en esta sociedad en la que vivimos, realmente abstracta en sus valores. Por lo tanto, debe estudiarse y apreciarse lo bueno de la abstracción para decantar la mala.

Marta Teixidó (crítica de Arte)

El arte abstracto es arte si quien lo realiza es un artista de verdad. Quiero decir que si el pintor sabe dibujar aunque aparentemente no haya dibujo, sabe de mezclas de colores y sus armonías y sabe composición y la aplica sus obras serán arte. El pintor abstracto es aquel que haya la síntesis y la esencia de la pintura y esa tarea no es fácil.

Donde hay arte también hay fraude, por tanto arte hay pero poco y si mucha ignorancia y aprovechamiento de dicha ignorancia e incluso dentro de los presuntos artistas plásticos que como los loros hacen lo que saben pero no saben lo que hacen. No tenemos más que mirar en Facebook y ver cuantos embadurnan los lienzos sin el más mínimo orden ni conocimiento.

Antonio Sánchez Gil (pintor)

En la Historia del Arte (cuando hablamos de esto, en realidad nos referimos a Europa), a un movimiento artístico se sucede otro que exagera los rasgos del primero, por ejemplo, al Gótico le sucede el Gótico Flamígero, que es más recargado, al Renacimiento le sucede el Manierismo que muchos historiadores consideran como la exageración del Renacimiento. Al Barroco, le sucede el Rococó que es el Barroco extremado, y después del desenfreno Rococó, como contraposición a esto viene el Neoclasicismo, después el Realismo, el Romanticismo....es a mediados del S. XIX cuando los movimientos comienzan a sucederse rápidamente, para culminar en el desmadre del S. XX donde conviven distintos movimientos juntos.

Con este prólogo histórico quiero decir que después de tantas vanguardias del S. XX, del arte conceptual, de performances, de videoarte, de tantas y tantas tomaduras de pelo, el pueblo en general, demanda orden, una vuelta al orden, un cambio en el Arte, a ser posible, un movimiento artístico que entienda, y el orden es "El Realismo", después de que se harte uno de oir por doquier: ¿pero eso es Arte? ¡pero si eso lo puedo hacer yo también!, pues bien, tal como ha sucedido en otras épocas de la Historia del Arte, ahora tocaría la vuelta al orden, a las reglas, a un Arte que ya el público demanda. 

Se suele decir que el pueblo tiene razón, el pueblo se adelanta a los cambios de la sociedad, y esos cambios los recogen en forma de Arte los avispados artistas que saben captarlo y plasmarlo en sus obras dando lugar a un nuevo movimiento artístico.

Manoli Iglesias Vera (pintora)

1 comentario:

  1. Muchas gracias José María Madrid por tu labor de organizar estas charlas tan enriquecedoras y por el no menos importante trabajo de plasmar estos resúmenes. Seguiremos en la brecha.

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